EJERCICIO FÍSICO Y DIABETES: UNA PAREJA CONDENADA A ENTENDERSE

El día 14 de noviembre se celebra todos los años el Día Mundial de la Diabetes, una fecha especial tanto para los diabéticos como para los médicos que nos dedicamos a su tratamiento. La diabetes afecta en España aproximadamente al 10% de la población y ese porcentaje crece sin parar, paralelamente a cómo lo hace el porcentaje de ciudadanos con sobrepeso y obesidad. Esa relación es tan estrecha que se ha acuñado el término DIABESIDAD (diabetes + obesidad) para referirnos a esa asociación.
La diabetes tipo 2 (DM tipo 2) supone el 90% de casos de diabetes y afecta habitualmente a ciudadanos adultos y obesos. Para su tratamiento disponemos hoy en día de un amplio arsenal terapéutico, ya sean fármacos inyectados (insulinas, análogos de insulina, análogos GLP-1) ya sean administrados por vía oral (metformina, sulfonilureas, inhibidores DPP-IV, glucosúricos y otros), todos ellos de sobrada eficacia. Esta efectividad de los fármacos hace que a veces dejemos en un segundo plano las que siguen siendo las medidas más efectivas tanto para el control como para, sobre todo, la prevención de la diabetes: la dieta y el ejercicio, remedios clásicos pero no por ello menos efectivos.
En estudios clínicos con todo el rigor científico necesario se ha demostrado que una actividad física suave, hecha regularmente (150 minutos a la semana de paseo, en 4-5 jornadas), junto con una dieta saludable es más efectiva que cualquier medicamento a la hora de prevenir la diabetes en sujetos prediabéticos. Y en diabéticos tipo 2 la práctica de ese mismo tipo de actividades mejora el control de la enfermedad, traducido en descensos considerables del peso, el colesterol y la hemoglobina glicosilada (HbA1c, el principal parámetro de control).
En los diabéticos tipo 1 (diabetes juvenil) el ejercicio también es una pieza fundamental del tratamiento. Hace ya años que dejó de prohibirse la práctica de ejercicio físico moderado-intenso a estos pacientes. Se consideraba que la inyección de insulina hacía imposible llevar una vida normal en todos los sentidos. Se ha demostrado que con una programación adecuada de la dieta (hidratos de carbono) y la insulina (bien inyectada convencionalmente, bien a través de una bomba de insulina, sistema cada vez más utilizado por deportistas) acordada entre el paciente y su especialista en endocrinología, será factible poder practicar casi cualquier actividad. Existen innumerables ejemplos de deportistas de élite cuya diabetes no les impide competir al mismo nivel que los no diabéticos.
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